sábado, 20 de agosto de 2016

Vos y yo


Quería que este escrito sea diferente, más como los demás, más del ángel gris. Pero como durante nuestro tiempo de distancia tuve que dibujarte e inventarte a través de letras e historias para traerte conmigo, creo más digno que ahora que estamos juntos las palabras que debo soltar vayan directa e inequívocamente hacia vos.

Encontrarte, volver a abrir las puertas de mi alma en donde te guardé hace más de cinco años para evitar olvidarte, significó tanto para mí que repetir una y mil veces que te amo no me alcanza para explicarte todo lo que me hacés sentir. Busqué palabras, otras distintas, que me ayudaran en esa tarea, pero en la búsqueda descubrí que lo mejor era darle un significado especial a "te amo", uno sólo nuestro, para que sea el eslabón de la cadena que nos une en esta historia que escribimos día a día.

Te propongo que "te amo" sea "te elijo". No me importan las dificultades, porque sé que ésta es la prueba de amor más grande que me tocó atravesar, porque estoy seguro que al final de este camino sólo vos y yo existimos para siempre. Vos y yo, nosotros, tu mano y mi mano, tu boca y mi boca, el infinito universo de tu mirada encontrada con la mía, son la razón de esperarte, de escribirte todas las mañanas para que sepas que cada día que pasa estamos un paso más cerca, para que sientas que te llevo conmigo, siempre.

Convengamos en que "te amo" sea también "libertad". Que el amor que siento, que todo esto que nos pasa no sean barrotes que te encierren, sino que sirva para romper la coraza que no deja que extiendas tus alas. Quiero verte volar, que seas águila para superar desafíos y montañas, que nada te frene, que nada te atrape. Quiero tener la certeza de tu libertad que será también tu felicidad, el desafío de tener que enamorarte día a día para que me elijas como nido al final de tus vuelos.

"Te amo" será "mi vida para vos". De pocas cosas estuve tan seguro como de querer abrirte la puerta a mis días, que seas lo primero que me encuentre al despertar. Quiero reír con vos, soñar con vos, utopías con vos. Quiero camas, desayunos y cenas con vos. Quiero regalarte todo un mundo de aventuras juntos, de ciudades nuevas, de plazas y pasto, de bosques y montañas, de lluvias sin paraguas. Quiero ser en tu camino arena tibia entre los dedos de tus pies, para que nunca, pero nunca, te canses de caminar en mí.

Que "Te amo" signifique "refugio". Cada vez que tengas miedo, cada vez que dudes, cuando te sientas frágil y vulnerable ante una realidad que no es la que esperabas, recordá que te amo. Porque en ese te amo me plasmo para abrazarte, para cuidarte, para ser cobijo y escudo, para que nada te lastime, para levantarte y ayudarte a seguir, para que encuentres seguridad ante el cansancio y sea la brújula que te lleve donde soñás.

El ángel gris escribió que desde el día en que un tren le mostró en el instante antes de partir a la mujer de su vida, de sus sueños, sus días consistían únicamente en esperar trenes que la devolvieran. 
Pasé mucho tiempo sentado en ese andén y, entre tren y tren, entre buscar y no encontrar, me dediqué a ordenar estratégicamente palabras que planeaba decirte apenas te viera. Todo el plan fue en vano... Otra vez un verano, otra vez una tarde de calor, una puerta que se abre y de ella volvés vos, hermosa e increíble como te recordaba. Solté mi espera y con ella las palabras, no pude más que caminar hacia vos, necesitaba sentirte cerca, cerrar mis ojos en el preciso instante en el que te saludaba con un beso, sin otra intención más que la de guardarme para siempre esa milésima de segundo de vos, de ojos cerrados, de encuentros pasados. 
Lo que pasó después nunca pude imaginarlo. Todavía hoy creo estar soñando y me da mucho miedo despertar de nuevo en el andén, en la espera. Por eso, para dejar atrás ese miedo, te escribo. Las letras que sirvieron para inventarte en ausencia son las que hoy me confirman tu presencia.

Te amo, Gisele. Te amo que es te elijo, libertad, mi vida para vos, tu refugio, mi deseo de vos. 
Te amo.

lunes, 9 de mayo de 2016

Dichoso



Unir nuestros caos, esos que tanto enamoran.
Encontrarme, desencontrarnos y encontrarte.
Urgir a la vida paciencia, dar luz a fantasmas y volver a empezar.
El día a día, el cuerpo a cuerpo, el tiempo al tiempo. A tientas nos tejimos mil historias consecutivas, construimos templos.
Dichoso yo, que hoy abro los ojos y te veo mejor.


sábado, 30 de enero de 2016

De a dos


Se recostó recordando palabras que él mismo había escrito: “Caminaré teniendo la esperanza de volvernos a cruzar. Día en el que entenderemos que la puerta que se cerró fue la de mi corazón para guardarte en él tal como quise recordarte, para protegerte de la erosión de la vida que intentaba distorsionar mis sentimientos. Ojalá algún día golpees esa puerta y podamos armar todo como siempre debió haber sido…”, y en ese entonces la puerta sonó.

Era ella, que esperaba inmóvil con una sonrisa dibujada en su boca y el brillo de sus ojos que le llenaba la vida de colores. Estaba tan hermosa como la recordaba, como había decidido guardarla el día que tuvo que despedirla para no olvidarla jamás.
No hicieron más que mirarse sin medir el tiempo, buscando en el otro la razón del hechizo que los hacía sentir lo inexplicable, la magia que los hacía viajar hacia aquel día en que se encontraron por primera vez en esa tarde de verano. La misma que los había llevado después a parques y plazas, a sierras y pasto, a tormentas y noches.

Él estiró su brazo y le acarició su mejilla casi sin tocarla con miedo a que se desvaneciera en el aire, tratando de entender que lo que había deseado por años estaba pasando frente suyo, sorprendido por la incredulidad de los sueños hechos realidad.  La tomó de sus manos y acercándola la besó. Ambos cerraban sus ojos entregados al más puro amor que se tenían, tratando de descubrir en el otro el perfume que renacía con cada roce de la piel, sintiendo en el propio cuerpo otro cuerpo, otra respiración, otros latidos, otro calor. Se descubrían con sus manos recorriéndose nerviosos en mil abrazos que traducían un mar de sentimientos. Se perdían en el otro, uniéndose. Estaban juntos, al fin.

De repente la puerta sonó de nuevo y después todo fue nada…

El brillo de la luz entrando en sus ojos al abrirse lo hizo entrar en razón: había vuelto a soñar con ella. Suspiró resignado por la desesperanza de los sueños que terminan escurridos y muertos entre las manos, preguntándose cuándo sería la próxima vez que la volvería a ver.
Recordó sus alas, esas que habían nacido gracias a ella, y decidió tocarlas para intentar soñarla un poco más, pero fue en vano: ya no estaban. Sorprendido se miró el cuerpo y lo que había sido gris por años tenía ahora colores que le resultaban familiares. Eran los colores del sueño, esos que sólo ella tenía. Encontró su mano sosteniendo otra mano – Tu mano y mi mano – pensó. Levantó la mirada y la vio acostada a su lado, preciosa como nadie en el mundo. La había imaginado tanto, la había esperado tanto… El deseo era ahora la más palpable realidad.

Acarició su largo pelo que caía como rayos de sol en su espalda mientras ella despertaba con una sonrisa.

-                       - Ya no sos el ángel gris, le dijo. Estamos juntos al fin.

Entendió así que el Ángel gris había sido parte de un sueño, un personaje que lo mantuvo en el letargo hasta que la realidad los volvió a unir. El verdadero ángel siempre fue ella, que había aparecido para salvarlo, para hacer con su magia sueños realidad.

-                      - Gracias por tus colores, que me iluminan en alma. Respondió feliz.

Así, juntos, comenzaron a escribir una nueva historia, la que los une para siempre. Una de letras de a dos.


lunes, 3 de agosto de 2015

Un mes

Tres palabras rompieron la espera: Tengo que buscarla.

Después, todo el plan. Como una ironía del destino que invitaba a la revancha de una tarde triste, de nuevo el parque en una tarde de calor. Correría con todas sus fuerzas las piedras de miedos y dudas que tantas veces lo habían ahogado, y en la forma más vulnerable se dejaría ver. Iría a decirle que la quería, que nunca la había podido olvidar, que la extrañaba todas las mañanas. No importaba el después, no tenía sentido pensar en las consecuencias. Debía soltar lo que por tanto tiempo lo había hecho escribir.
Pensó detalladamente en cada palabra, las ordenó sistemáticamente para que construyeran un puente entre sus almas a medida que las decía. Sabía que no tenía tiempo ni más que una chance y no podía pensar en nada más que en -Tengo que buscarla-.

Pasaron los días entre planes y miedos hasta que sin darse cuenta se encontró sentado en la isla de los poetas viéndola pasar a lo lejos. Intentó imaginar el encuentro, pero no podía pensar en nada más que en cuánto la quería, en que era la mujer más hermosa que había visto jamás, en cada momento que habían pasado juntos, en el más puro amor. 
Esperó lo más que pudo hasta que ya no aguantó más.-Tengo que buscarla-.
Se levantó y caminó hacia ella olvidando los discursos, los motivos que lo habían llevado a estar esa tarde en el parque. Sólo quería sentirla cerca, cerrar los ojos en el preciso instante en que la saludaba con un beso para guardarse esa milésima de segundo para siempre.
La tuvo a su lado y la tomó del brazo rompiendo con años de angustia e invisibilidad. Ella se dio vuelta, se miraron a los ojos, no supieron qué decir. Como en los cuentos, despertaron y estaban juntos otra vez, en un mundo detenido sólo para ellos. Como si casi siete años hubiesen pasado en una noche, como si las distancias hubiesen sido parte de un largo sueño, se miraban, se sentían, se pensaban, se necesitaban. Se dieron cuenta en ese encuentro que en la tarde en que se conocieron, se habían elegido para siempre.

Hoy son ellos, un alma, el complemento. Hoy son un mes.
Hoy él se acuerda de las palabras que había pensado decirle en aquella tarde en que tenía que buscarla. Sacó una hoja y, sabiendo que la vería en unos días, que ya no había distancias, le escribió:  

Quiero morir de risa con vos, que inventemos filosofías y palabras sin sentido.
Quiero que tengas que hacerme cosquillas para escaparte de mí.
Quiero camas, desayunos y cenas con vos.
Que vengas cada día a contarme lo lindo que estuvo tu día, lo contenta que estás, y cuando eso no pase, compartir las complicaciones para que pesen menos y puedas volar alto de nuevo.
Quiero que el mundo nos quede chico.
Quiero ser arena tibia entre los dedos de tus pies.
Te quiero, siempre te quiero y te elijo para siempre.


sábado, 31 de enero de 2015

Destiempo




Cuentan las malas lenguas que las nieblas nocturnas del arroyo Azul dan vida a un ser misterioso. Un ente errante en busca de desventurados, cubierto en una capa oscura y fría de bruma que lo hace imperceptible al ojo de quienes tienen el coraje y la credulidad suficiente como para buscarlo.
Es imposible saber de él más que de la leyenda, ya que aquellos a quienes se les ha aparecido guardan un silencio más profundo que la misma niebla, no por miedo a éste ser, sino porque el haber sido elegidos implica reconocerse miserables.

Se me había hecho más tarde que de costumbre aquella noche fría, mientras caminaba apurado por la costanera oscura pensando en por qué el colectivo amarillo nunca pasa cuando se lo necesita. La niebla del Callvú aguas abajo ya era espesa y helaba hasta los huesos. Nunca había visto la entrada al parque tan lúgubre e intimidante como aquella vez, las rejas semiabiertas invitando al miedo, el ruido de las pisadas sobre las piedras como cadenas arrastradas en lamentos sobre la sombra que los árboles proyectaban en la penumbra.
Fue sobre el puente de la Isla de los Poetas donde me encontró. Nunca pude ver su silueta hasta que una mano larga se estiró hacia la mía, tomándomela en señal de saludo. - Sería una descortesía de mi parte si no me presento, me dijo con una voz que me resultó familiar. - Soy tus miedos, tus fantasmas, y te elegí esta noche porque reconocí en tus ojos la oscuridad del desencuentro.
Nunca tuve miedo, no intenté correr, simplemente caminé sin saber qué pensar mientras lo veía seguirme los pasos, hasta que al llegar al torreón volvió a pararme. - Sobre el cañón he dejado tres cartas mirando sobre su cara opuesta, todas representan desdicha, ninguna te libera, no te darán felicidad y siempre vas a perder. Quiero que vayas y des vuelta la que menos intuyas que es la correcta, aquí todos los juegos son al revés. 
Me acerqué al cañón apenas iluminado por la luz parpadeante del farol del torreón, sobre su cuerpo estaban los tres naipes que me había nombrado formando una línea horizontal. Di vuelta la que estaba a la izquierda e inmediatamente me reconocí dibujado en el anverso, siendo sepultado en la parte inferior de un reloj de arena. Sobre el vidrio que contenía la arena del reloj se podía leer la palabra "destiempo", la arena zigzagueaba mientras caía y escribía "soledad".  
Me reconocí viviendo entre el desengaño de buscar y no encontrar y el engaño absurdo que implica encontrar lo que no busco.
Tuve al ser de niebla, a mis fantasmas, de nuevo en frente, me sacó la carta violentamente de mis manos y pude ver oscuro infinito dentro su capa.

-Nunca se llega más tarde que a los amores no correspondidos, me dijo, y desapareció tras la niebla.


   

sábado, 29 de noviembre de 2014

No más que una pieza


No más que una pieza, el fantasma de un alfil que fue rey en un tablero de ajedrez. 
Niebla espesa de silencio que avanza contra el viento.
Miedos de hierro macizo de una jaula sin cerrar, eterna condena.
La memoria de un libro escrito, el recuerdo de un mapa en blanco.
Letras talladas en la hoja de una espada que marcan dolor bajo la armadura.
Densa oscuridad de soledad eterna en compañía.
Gritos de trueno, fuerza de vientos, paz de la lluvia.
El calor de la música, el color de las ideas.
El sentimiento de la arena tibia entre los dedos de tus pies. 
El enroque constante.
No más que una pieza, sólo eso soy.

domingo, 19 de octubre de 2014

Tren

Esa mañana empezaba como todas, en un sueño que cedía ante el ruido de la pava con agua hirviendo y el olor a café molido que brotaba incontenible del viejo frasco de vidrio. El crack de la tostada junto al crack de la ventana al abrirse, respirar ese aire a certidumbre, a lugares conocidos que decían buenos días, otra vez. 
La mochila sin revisar cargada al hombro, los auriculares, el reproductor en aleatorio sobre un montón de viejos discos ya escuchados que hacían un absurdo de la condición de sorpresa de la aleatoriedad y el "ojalá sea un tema de Luis", iniciaban la carrera contra el tiempo. Tarde, como ayer. 
Después, lo de siempre. La fecha del reloj en dieciocho, igual que un siete, igual que un veintitrés. La caminata entre los mundos ocultos bajo el anonimato de los desconocidos, el mirar sin ver, la ignorancia selectiva, las armonías de siempre que inconscientemente marcaban el paso hasta que el aleatorio traía una distinta vieja canción y obligaba a cambiar el ritmo a otro ya conocido de memoria, que hacía coincidir el caminar con el rojo en el semáforo, otra vez.
La misma llegada, la misma estación. El inconfundible repetido ruido de la fricción entre metales de rueda y riel en el esfuerzo del tren al frenar, la corrida hasta el andén y la puerta que se cierra antes de poder entrar. 
Todo cambió en ese instante. Detrás del grueso cristal de la puerta del vagón, la más dulce y profunda mirada era camino hacia un repetido encuentro en los sueños antes del café. Ya la conocía, ya la quería. Las manos apoyadas sobre el infranqueable cristal intentaban saber del otro lo suficiente, mientras palabras urgentes rebotaban en el bullicio y se perdían para siempre. 

El freno se soltó, no supe que hacer, ya no la vi más.
Desde ese día mis días consisten únicamente en esperar trenes, aunque en este universo de repeticiones nunca más la vuelva a encontrar, mientras intencionalmente escucho Muchacha, una canción de Luis.

domingo, 5 de octubre de 2014

Caminos


Si puedo elegir sin cuidados los caminos a seguir, entro una y mil veces en el que sé que voy a perderme, en aquel en el que todo es tanto que yo no soy nada.
Llego a su inicio y, no sin miedo, rompo la armadura que me ha protegido del anterior y comienzo a caminar en él, frágil pero liviano, vulnerable pero permeable.

Elijo el sendero más oscuro y con más bruma, aquel que parece impenetrable, porque recorrerlo me obliga a transmigrar. Cada paso es distinto. Debo mutar en zorro para moverme ágil y sigiloso, me nacerán alas y seré búho para volar y ver más allá cuando caminar sea imposible, de mí surgirá un oso cuando la fuerza sea necesaria, a veces seré árbol, o quizás montaña, para ser refugio; terminaré siendo viento, lluvia, todo el cielo, si todo lo demás no alcanza.

Recorro este camino para aprender a dejar huella, camino para nutrirme y poder ser yo también camino. Porque aprendí que no hay castillo más fuerte que aquel que se lleva dentro y nos protege hacia afuera, no del afuera, aislándonos. No existen lugares ni refugios eternos, existen caminos. De nada sirve un fuerte sin caminos.

Si puedo elegir sin cuidados los caminos a seguir, entro una y mil veces en este, porque te encuentro. 

       

miércoles, 6 de agosto de 2014

Para siempre

- Te quiero, me dijo. Y la naturaleza dinámica y rodante del universo se detuvo creando un para siempre.

Es un lugar que no conozco. Un campo, una casa, más allá un monte al que debíamos ir.
Un sueño. Y en él un cuento que había escrito y me leía, mientras los árboles la acompañaban con su música y el viento nos regalaba una lluvia marrón de hojas crujientes. 
Un sueño. Y en él sus ojos profundos y oscuros, esos que nunca vi, abismos de infinito y tristeza. Tan frágil, tan vos.
Un sueño. Y en él el aterrador momento de encontrar el lugar y el momento correctos para decir las cosas que deben ser dichas.
Fue un sueño.

-Yo también, mucho. Le respondí, en ese para siempre.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Gotas


Lluvia, repentina lluvia.
Bajo el aviso amenazante de tu fuente, desde el sonido cautivante en tu llegada.
Gotas, puras gotas.
Gotas en mi cabeza, en mis oídos, en mis ojos y en mi alma.

De cientos, de miles, de montones que buscan las entrañas de la tierra me decido a elegir una. Cierro los ojos, apuesto al azar y a mi mano extendida llega tras el viento.
Se estrella con furia, explota, muere.
Tan fugaz, tan única, tan perfecta.
Una gota que no es lluvia, ya no es nada.

Sólo la conocí un instante y eso me basta. Cada vez que gotas caigan del cielo, un ritual de repeticiones me recordará a ella y revivirá en mi conciencia su efímera presencia. 
Es fácil: Siempre vuelve a llover, siempre te quiero.
Así logré que no desaparecieras nunca. 

Lluvia, repentina lluvia.
Hoy llueve, ¿Sabés?.
Hoy te extraño.


  

lunes, 24 de junio de 2013

Densidad


Creo que te admiro, sin conocerte.
Creo que te extraño, sin haberte tenido nunca.
Creo que te siento, aunque sólo haya distancia.
Creo que perdí, creo que te quiero...
Jaque Mate.


jueves, 30 de mayo de 2013

Urol



Hoy es un día en el que la realidad me ahoga, en el que el peso de lo cotidiano se centra en un punto sobre mí con la fuerza de mil gravedades.
No comprendo lo para todos comprensible. Participo de un mundo ajeno, del que me siento lejos, desde otro que prefiero inventarme buscando fuera lo que en realidad necesito encontrar dentro.
He caminado todo este tiempo hasta terminar en lo alto de este acantilado, y me paro en su borde sin querer esperar. Necesito saltar y llenarme del mar que supongo debajo, quiero sentir; pero la niebla de los miedos no me deja ver más allá y la cobardía me dice al oído que lo sensato es esperar en el límite de este abismo a que la brisa húmeda que nace de su inmensidad trepe por el filo de las piedras y me acaricie invitándome a bajar. 
Lo hago... Sin entender cómo ni por qué la mediocridad de lo sensato me presiona, me ata y no salto. Me he golpeado tantas veces que el solo recuerdo del dolor me deja sin voluntad. El susurro oscuro de la duda me atraviesa los oídos y me transforma en un ente sin sentidos. Soy las rejas de mi propia celda, soy lo que me prohíbe vivir lo que quiero y necesito vivir. Me miento día a día, me saboteo creando un mundo limitado que me da una falsa realidad de seguridad para consolarme de mi propias deficiencias.
Sin embargo, desde esta ausencia generada te siento, no creas que no puedo. Yo sé que estás ahí. Y mi última estrategia es que me inundes de presencia para que la brisa de tu encuentro sea salitre que corroa el hierro que me esconde y aprisiona. Para que al fin pueda saltar y sentirme liviano, en tu compañía, feliz.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Realidad

Desperté de repente, ahogado de un dolor profundo que amplificaba el poder de mis sentidos.
Palabras que eran espinas, lágrimas que atravesaban mi pecho como dagas y que me dejaban vulnerable como nunca me sentí.
La oscuridad de lo inesperado me cubrió e hizo perderme, el frío de la realidad comenzó a recorrerme las venas con el filo de cristales que me desgarraban por dentro, mientras una mano oscura me tapaba la boca y apretaba mi cabeza para que no pudiera pensar. 

Me di cuenta que la que creí piedra fuerte de mi castillo, era en realidad papel abatido por el viento y la lluvia de fuerzas inimaginadas, oscuras. Vi mi vida en los que quiero, en mi tesoro. Ya no era yo, sino ellos, y el yo por ellos. 

Vacío, sin consuelo.
Intentando apagar sentimientos que quieren huir de mí para mostrarse a los cuatro vientos.
Necesito convertir el dolor en cemento que me ayude a ser un pilar y sostener a los que me necesitan. ¿Cómo ser fuerte cuando amenazan con sacarme todo?. ¿Cómo permitirme no ser fuerte cuando amenazan con sacarme todo?.

Estoy en la batalla más dura, la que nunca imaginé. Aquella en la que no participo, en la que no soy, y que sin embargo su  resultado condicionará el resto de mi vida y la de los que quiero.

viernes, 28 de octubre de 2011

Carta a mi destino...


Destino adverso que jugás a ponerme realidades opuestas a las que deseo,
Hace mucho tiempo que quería escribirte y nunca me animé. Sin embargo hoy tu apuesta ha superado a mi tolerancia y no me queda otra opción más que enfrentarte. Qué buscás? Qué esperás? Como si mi grito ahogado en impotencia no fuera suficiente, como si no bastara gastar la vida esperando a que te distraigas y pueda escapar de vos.
Cada vez que deseo estás ahí, en medio del camino, con tu mirada fría y desafiante, con tu dedo acusador que me señala ya rendido en el suelo rompiendo con tu martillo de realidad mi sueños de cristal.
Oscuro y frío, sos indescifrablemente aterrador. Meticuloso hasta en el más mínimo detalle, estratega, siempre un paso adelante, con un as bajo la manga que te ha hecho ganar cada una de las partidas en las que nos hemos enfrentado.
Nunca pierdo las fuerzas, sabés que soy un contrincante digno; pero me enfurece caminar esperando la caída, me entristece saber que cuando empiece a ver la meta vas a estar esperándome agazapado para golpearme en el momento en que soy más débil.
Tu ventaja está en nuestro hábitat, en ese convivir con vos en mis espaldas haciéndome cada día más pesada la mochila, poniéndome obstáculos cada vez más difíciles de superar. Cada deseo roto es un ladrillo más, un lastre que me hace caminar más lento y pegarme más y más a este suelo de realidades, ladrillos que me impiden volar...
Sin embargo, en esa ventaja está tu cobardía y en la desigualdad de condiciones mi fortaleza. Lamento decirte, mi antónimo, que la realidad y lo palpable son efímeros y no así mis ganas de volar. Las percepciones son cristales bajo los cuales interpretamos la realidad, y me temo que tu real realidad es que has elegido a un oponente que no es real, sino deseo. Existo porque sueño y me muevo porque cada sueño que me destruís se transforma en un prisma que me ayuda a ver más lejos, descubriendo lugares y futuros que antes de tu ataque no conocía. Me ayudan a ver errores en los atajos que decido tomar y aunque me duela hoy, se que hacen más fácil mi caminar.
Si te escribo, no es para mostrarte mi lamento, sino para agradecer tu existencia. Resulta paradójico como en tu deseo de destruirme has logrado hacer de mi alguien cada día más fuerte. Alguien que aprende a pensar y ver mejor. Tus esfuerzos en golpearme han sido trampolines de confianza que me hacen ir más allá. Y sé muy bien que, aunque hoy estés aferrado a mis piernas para no dejarme ir, la realidad es limitada pero que la imaginación y los deseos no tienen fronteras. Es cuestión te tiempo. En forma opuesta a vos soy cada vez más grande e infinito y llegará el momento en que no puedas sostenerme más.
Tu natural y finita realidad te ha jugado una mala pasada creyéndote fuerte. En tu intento fallido te has condenado...
Entenderás entonces que esta no es más que una carta de despedida, nos queda poco tiempo juntos. Las lágrimas y los dolores de cabeza han sido el combustible que me alejan de vos. Quizá me encuentres algún día, pero será ya en el mundo que me propongo crear, en donde tu naturaleza real no será efectiva.
No hay guerrero más difícil que aquel que ha aprendido de sus derrotas...

lunes, 11 de abril de 2011

Negar


"Decidí no preguntar. No quiero saber que mundo es el real, ni el que me invento, ni el que espero. Prefiero vivir utopías a encontrar finales simples y mediocres, que siempre son los peores..."

Golpea mis sienes la duda, en noches de fríos lamentos.
Retumba en mi mente el miedo de encontrar abismos al fin del camino, el miedo de por ciego caer.
Sentirme sin rumbo, esperando causales casualidades que me acerquen al sueño en el que existo.
La cruel fragilidad que me condena al encontrarme ya sin armas, sin remos. Al depender del azar, de los vientos, al depender de vos...

Y así me encuentro. Inventando incentivos para seguir encontrando motivos, invirtiendo roles, transformando sueños en realidades para esquivar aquella que no es la que quiero y no me hace feliz. Tratando de convencerme que no fue una aventura con vencimiento, negando rotundamente la posibilidad de no haber sabido entender lo que vos dabas por sentado y era tu premisa, "solo un tiempo".

Tiempo, solo un tiempo, fin. Una realidad compleja vencida por el más mediocre y sencillo argumento. Resignar mi necesidad de causas al solo hecho de ser temporal, efímero.
Desde el primer momento y en completo silencio, a oscuras, agujas de un reloj viajaban firmes como flechas directo a romper con un mundo de cristal, de ilusiones condenadas antes de existir.

No lo comprendí y quizá sin saberlo siempre estuve donde hoy, dormido...

jueves, 27 de enero de 2011

Hunab Ku





Si el fin implica tenerte, lo deseo.
Si es terminar con una historia que fue escrita al revés,
con un final que nadie quiso, que me duele en el alma,
con un te extraño en el aire todas las mañanas…
Si es ese el único momento que nos lleva a nuestro comienzo, a aquel día.
Borrar y empezar de nuevo, sentirte, mirar y verte otra vez.

Si el fin es no tener más tu recuerdo sino tu presencia,
quisiera que ya todo termine porque seré feliz.
Porque aunque todo se marche estoy con vos,
y en ese segundo final existimos para siempre.

El final es final porque ya no tiene remedio.
Entonces mi final es hoy sabiéndote lejos,
y el tuyo es hoy viviendo a costas de arreglar una decisión equivocada.
El deseo de elegir de nuevo, el querer y no hacer, el paso atrás, son final.
El no haber tenido final es nuestro final eterno…

Si no supimos escuchar, si nos ganó la realidad,
si tengo que vivir buscándote en otras personas,
si tengo que esperarte en vano,
si tengo que rogar tu olvido al destino que me hizo encontrarte,
si tengo que pasar la vida entera viendo nuestro final,
este ingrato, vacío y doloroso final.
Entonces, que todo termine será liberación...

domingo, 29 de agosto de 2010

Apuestas...

"Todos sabemos que el tiempo es relativo, pero el espacio también lo es. Si viviesemos en ciudades distintas, diez mil kilómetros se me harían como un kilómetro. Pero los dos vivimos en el mismo barrio, y no me atrevo a verte, y un kilómetro es más largo que diez mil kilómetros..."


Coexistencia infinita de sentimientos encontrados.
Te necesito cerca, me necesito lejos.
Me muero por verte, temo verte, me temo.

El miedo viene por mi, por vos, por la situación. Ya no tengo defensa y no puedo caer de nuevo. Porque en lo recurrente del final, la sorpresa ya no sorprende. Porque me ato a un juego de cartas que no entiendo, en el que siempre me toca perder.

No voy a apostar si no te jugás primero, sino apostás por mí. Es el precio, mi precio. Me brindo entero si no es en vano, si al final de cuentas no me quedo escribiendo por no poder hablar.

En lo relativo del tiempo me escudo. Cuando minutos eran años. Donde un segundo basta para formar un sentimiento que persiste por años y que quedará en mi para siempre. Y en lo irremediable de su paso me sueño en circunstancias distintas; donde no hay recuerdos sino vivencias; donde no hay palabras sino hechos; donde no soy yo, ni vos, sino nosotros.

Apuesto a que te apuestes apostar. A ese día, algún día, en que todo sea como fué, como se quedó. Yo se que va a llegar y por eso guardo cartas que aunque no ganen ningún juego me mantienen en él.

El juego es el destino, el azar mi estrategia.


jueves, 11 de marzo de 2010

La puerta...


Adios, hasta siempre, debí decirte. Mientras agachaba la cabeza, que cedía ante la presión del dolor y la angustia que me causaba desaparecer; y cruzaba por el umbral de una puerta a la que todavía se le podía sentir la tibieza de los sentimientos pasados.
Bajo el últmo escalón, ahogado en el sabor amargo de la despedida y dándome vuelta casi sin pensar te miro por última vez, sintiendo el latigazo de la cadena que se rompía y me daba en el pecho, sabiéndome presa ya de una corriente con destino distinto al tuyo que no haría más que alejarme.
Cuando quise entender que pasaba, la puerta ya se había cerrado. Mi primera sensación fué el miedo al verme atrapado por el frío de la soledad que se hacía sentir en los huesos de mi cuerpo frágil, desprotegido de toda armadura. Desesperado y herido intenté volver, pero ya no encontraba el camino; traté de recordar esa esacalera en la que te había esperado tantas veces, tal vez la misma que hoy habría de bajar por última vez, pero no pude; no había forma de relacionar esa realidad lejana con la que hoy terminaba con nosotros...
Te llamé gritándote tan fuerte como pude, sin embargo descubrí que no emitía más que un sonido roto y me dí cuenta que ya no tenía palabras, las había gastado en vano al intentar mostrarte que estabas equivocada, al discutir tontamente por tormentas traidas por otros vientos. Abrí mis oidos intentando escucharte, pero no había nada más que silencio y frío; y así supe que tampoco vos tenías voz.
Entregado, me inundaron las lágrimas y las sentí golpear como plomo en mi alma. Perdido de todo consuelo, con un respaldo que no era más que el viento que soplaba amenazante, temerario, intentando que no olvide que lo había perdido todo, que te había dejado; me heché a caminar.
No conozco mi destino, no me interesa saberlo. Pero si estoy seguro que voy a recorrerlo sin parar, teniendo la esperanza que, entre tanta vuelta, por ahí nos volvamos a cruzar; día en el que entenderemos que la puerta que se cerró era la de mi corazón, pero no para dejarte fuera, sinó por el contrario, para guardarte en él tal como quise recordarte, para protegerte de la erosión de la vida que intentaba distorsionar mis sentimientos. Ojalá algún día golpees esa puerta, como lo hiciste ya una vez y podamos armar todo como siempre debió haber sido, no merecemos estar así...
Camino, esperanzado camino.


domingo, 21 de febrero de 2010

Soy vos...



Llegaste y sin querer me diste alas. Alas que no sirven para volar a otro lugar que no sea a tu lado y que son ahora tu refugio, en donde te guardo para cuidarte, para escucharte, para entenderte.
Apareciste y me hiciste ángel para superar tiempos y distancias. Me llevaste fuera de este mundo a otro distinto, sólo nuestro, en donde aprendí a trepar contra los vientos, a pelear contra huracanes de ausencias. Me enseñaste a esperar.

Armaste lo que soy, esto que sin vos ya no es nada...
Porque son tus ojos el cielo en el que vuelo, la paz que me alimenta, la fuerza de mis alas.
Es tu corazón la estrella que me guía, la luz conque te veo, mi esperanza.
Es tu voz mi resguardo contra el frío, en las noches desoladas.
Tu ternura, brisa frágil que me abriga de nostalgias.
Tu sonrisa, el aliento que respiro, la caricia a mi alma...

No soy un ángel, soy tu ángel. Porque lo elijo, porque te elijo.
Y existo porque sos, porque estás, porque te quiero...



domingo, 24 de enero de 2010

Cómo explicar que escribo para olvidarte...


"Vos y Yo somos tan complicados... Tan llenos de misteriosos resortes, de resonancias secretas, de alianzas y hostilidades, de encuentros y desencuentros. Jugamos un ajedrez casi demoníaco y maravilloso..."

Cómo buscarle razón a lo pasado, a tu búsqueda, a mi encuentro...
Cómo tratar de enterrarte en el olvido, si todavía resuenan en las cavernas de mi memoria el brillo de tu mirada triste y la calidez de tu sonrisa que tantas veces fue mi abrigo.
Cómo darle significado al tiempo, si lo único que he deseado es volver los días hacia atrás, para esperarte otra vez en esa tarde de calor y hacer de ese segundo un momento eterno en el que solo vos y yo existimos para siempre.
Cómo llamarlo "Desengaño", si fuí feliz, si te disfruté, si en cada palabra nos enredabamos más y más en ese mundo inocente, donde nos desnudábamos de las máscaras para que solo quedara esencia.
Cómo entender que ya no estás, si cada fragmento de la existencia me recuerda a vos. Los días, las noches, los soles, las tormentas, la luz, la oscuridad; todo lo que para mi era banal y sin sentido, con vos tuvo otro significado. Cada lugar pasó a ser un templo; cada segundo pasado juntos, un eco en mi memoria.
Cómo dejé que te fueras de mis manos? Quizá nunca podré responderme, ni tenga sentido hacerlo. Debería mejor ponerme a pensar "Cómo explicar que escribo para olvidarte..."


Volví... Gracias de corazón a los que me lo pidieron.


martes, 22 de diciembre de 2009

Angel Gris...


Salir de una vez...
Salir a que me peguen; a que me derroten; a que me traicionen.
Cualquier cosa es preferible a esa mediocridad eficiente. A esa miserable resignación que algunos llaman madurez y realidad.

Ya no volveré a escribir como el Angel Gris. La realidad que lo creó hoy lo ha destruido. Porque en este mundo ingrato las verdades molestan, pesan más afuera que guardadas en lo profundo de nuestro ser y son motivo de discordia y confusión.
Este personaje no fue creado con ese objetivo, sinó para que quién leyera se viera reflejado y se llevara un poquito de lo que escribía para hacerle mejor.
Hoy soy Ariel, el que se escondió tras esa máscara buscando no lastimar, pero también buscando no explotar bajo sentimientos que me presionaban. No vale la pena hablar, ya no tiene sentido escribir si no se sueña, si nos atamos, si nos callamos por dentro, si nos traicionamos. Aunque me duela el alma me callo porque lo prefiero antes que lastimar o generar problemas; sin embargo, lo hago con la tranquilidad de saber que escribí cada palabra con el corazón y de eso jamás uno se puede arrepentir.

Las crónicas no son mas que eso, vivencias. Y no está mal escribirlas, no genera que la situación se pase de los límites, por el contrario, las plasma y las deja claras. Pero no lo entendés, la transparencia que te muestro te confunde, te da miedo el espejismo que siempre fuí, ese fantasma que apareció de la nada, de lo desconocido y te asustó con una vida nueva que no conocias, a tal punto que no la considerás genuina.

Hoy paso a plasmarme de la peor forma, de la que nunca quise. Paso a ser real, mediocre, sin sueños...

No me quedan más que agradecimientos a todos los que se llevaron parte de mi en palabras, a los conocidos y a los anónimos. A los que que se identificaron, a los que me entendieron...
Sigo siendo el equilibrista, pero recorreré la cuerda en silencio, lo cual no significa en soledad. El ángel gris vuelve a su mundo, el de los sueños.

"Solo los que saben soñar dicen que me han visto, y hasta yo sospecho que, en una de esas, ni siquiera existo..."

domingo, 29 de noviembre de 2009

Miradas...


"Sólo el amor pasajero es eterno. Es amor que se va, pero que no muere. La ausencia hace que los romances duren para siempre..."

Miradas tímidas, perdidas, cómplices.
Miradas que intentan decir lo que debemos callar, reflejo de nuestros más sinceros sentimientos.
Frágiles y fugaces palabras que rompen una ausencia profunda, dolida. Llena de recuerdos gratos, pero que deben esconderse bajo la alfombra de "lo correcto".
Torbellino de miedos guiado por un destino tantas veces cruel, pero sabio. Tontos nosotros por no entender su lenguaje, por someternos a la ola de acontecimientos que nos arrazó y dejó en orillas distintas.
Encuentros ingenuos, anunciados, buscando entender que pasa "del otro lado"...
Amor, olvido, pasión, enojos, alegrías, dudas, culpas... Así se presenta nuestra batalla contra la realidad que es y la que hubiésemos preferido...

Necesito dejar de buscar excusas tontas para mis actos más tontos aún, que solo llevan al encono. Quiero terminar con las culpas, no quiero sentirme mal por extrañarte tanto, por buscarte. Aprender a entender, conformarme con la idea mediocre de que las cosas pasan por algo y que somos simples marionetas a las cuales se le enredaron los hilos que las guian solo por casualidad...







jueves, 8 de octubre de 2009

Escribo...


Escribo para dignificar al amor. Porque es mi forma de expresarlo, de congeniar con él en los momentos en que me causa dolor o enojos.

Escribo porque me ayuda a entender lo inentendible, a volar cuando la vida me hace sentir pesado y con ganas de abandonar caminos en los cuales no veo un destino.

Escribo cuando me siento solo, cuando no encuentro sentido alguno a lo que me rodea. Cuando hablo en idiomas que nadie entiende y mis sentimientos no son escuchados.

Escribo por todas las veces que debo callar. La cobardía, los miedos, la duda son mis peores enemigas; de papel está hecha la espada con que las venzo.

Escribo para que me vean. Mis palabras son el mapa de mi corazón, mi verdadero yo. Aquel que ama, aquel que extraña, aquel que llora... Vivo dentro de una armadura que siempre quiero sacarme, pero no lo puedo hacer porque temo. Cada vez que lo he hecho salí lastimado…

Escribo esperando que me leas. Invitándote a encontrar en cada palabra ese lugar donde nos unimos, aquel que te he pedido tanto que buscaras, donde siempre te iba a esperar, nuestra estación.

Escribo porque de esta forma soy eterno. Busco dejar huellas que ni la más fuerte tempestad pueda borrar, estar presente en quién me conozca, que cada uno se lleve una parte de mí. Solo así sabré que mi vida ha valido la pena y me sentiré feliz de que me sientas...


Hace mucho que no escribía... En cierta forma me alegra que así sea porque ello es signo de que solo puedo hacerlo cuando me pasan cosas que me llegan de verdad, cosas que tienen un verdadero sentido y que elijo dejar plasmadas para siempre de esta forma.

Uno a veces no tiene idea como una simple comunicación puede hacer sentir bien a otro. Hoy me tocó a mí y elegí escribir para agradecértelo.

Si a veces no te ha llegado ese "hola" que esperabas es porque soy necio y a veces un poco tonto; pero que no te queden dudas que te quiero como nunca he querido a nadie y, que mas allá de todo, te quiero porque sos capaz de convertir lo trivial en maravilla, y solo eso para mí es un tesoro…



sábado, 4 de abril de 2009

Amigo, no puedo...

"Las personas decentes me piden madurez y resignación. Quieren que olvide mis trágicas ensoñaciones. Pero no quiero olvidar. Y el que olvide, jamás, jamás será mi amigo. Ni siquiera cuando volvamos a encontrarnos otra vez y para siempre”.

Veo mi mundo como un mar inmenso en donde hay millones de islas. Uno, que es una de ellas, no puede comunicarse ni saber como es otra aunque esté muy próxima. Sin embargo, entre esas islas, muy de vez en cuando, se tienden puentes que las comunican, que las encuentran. Esos puentes, hechos quizá de lo también están hechos los sueños, son los sentimientos…

Cada vez que se forma un puente, de dos que éramos pasamos a ser uno y la incomunicación que nos caracterizaba se rompe para siempre. Tus problemas son mis problemas, tus alegrías son las mías, porque estoy con vos y no me voy; porque aunque lejos, ya no hay tiempo ni espacio que nos separe, solo existirá el aquí y el ahora cuando me necesites, siempre.

Nunca te busqué, no sabía que te necesitaba tanto. Pero apareciste y me llenaste de alegría y ganas de vivir. Parece mentira y es trágico que así sea, pero a veces hay que pasar por momentos malos, necesitamos caer muy profundo para encontrarse con algo que nos haga renacer y seguir adelante. Porque solemos recorrer la vida un poco ciegos, sin darnos cuenta de lo que realmente necesitamos y olvidando que se puede estar mejor.

Por eso amigo, porque me entendés y porque somos uno, no me pidas que olvide porque no puedo. Porque si olvido pierdo las esperanzas, y sin esperanzas no soy nada. Vivo porque sueño, porque creo profundamente en que somos lo que soñamos ser…
Y aunque muchas veces veas como me rompo la cabeza tratando de transformar utopías en realidad, así me siento feliz y es mi manera de recorrer mi camino. La vida se encargará de decirme basta, pero no yo, no me voy a resignar hasta que no pase lo que busco, porque se que vale la pena pelear por ello.

Especialmente para vos amigo, gracias.
Pero también para todos mis otros amigos que siempre están, bancándome y renegando conmigo.
Y para vos, que buscas serlo pero que por alguna razón no te animás a encontrarme, confía en mí. No me importan los vínculos, te necesito.

Los quiero mucho, Ariel “El ángel gris”.


sábado, 28 de marzo de 2009

Nada...

No me queda en el tintero
ni una frase, que embustero!

Las palabras que me sobran
siempre faltan en mi obra...

sábado, 21 de marzo de 2009

Descargo...

Yo quise llegar hasta tu alma,
yo quise los soles de tu mundo,
yo quise llegar y me perdí
en la niebla de la equivocación.

Creí que tus ojos me llamaban,
creí que tu pena me esperaba,
pero tuve que morir y no llegué
hasta el cielo de tu juventud.

Naipes de mi torre,
ruinas de mis versos,
siempre va conmigo
la mas fiel desolación.

Te llamo en mis lenguas confundidas,
te buscan mis flechas extraviadas,
tuve que escuchar y no entendí
la condena de tu desamor...


Fiel reflejo de la cobardía que nos ganó desde que nos conocimos, escribo esto esperando que lo leas por casualidad. Porque no me atrevo a decírtelo en persona, o porque nunca me dejaste hacerlo, no lo sé. Ya no sé que pensar, ya no sé que creer, pero te extraño y no encuentro forma de esconderlo.
Lo que esperaste encontrar será un misterio para mi toda la vida. Nunca entenderé para que me buscaste si te ibas a esconder, si te ibas a dejar vencer por el miedo, si ibas a cometer la mediocridad de no buscar ser feliz de una manera distinta. Cómo pudiste cambiar tus sentimientos por banalidades que tarde o temprano te dejarán vacía y deseando que las cosas hubieran sido distintas?. Cómo te permitiste lastimarme así?. Cómo te traicionaste?...
Por mi parte prefiero quedarme pensando que tu mundo de excusas y de puertas que se cierran le ganó al mio de esperanza y utopías. Y que todo no resultó en mas que una equivocación a la que casi inocentemente me sometí; en un juego cruel y sin sentido que no tiene ganador, porque aunque consiguieras lo que "en verdad" querías, por lo que tanto peleaste, tarde o temprano te darás cuenta que no es así; y que las cosas simples, que por simples rechazamos, son las que luego sin querer necesitamos...

martes, 17 de marzo de 2009

Equilibrista


Un equilibrista soy
y sin oficio en la cuerda no hay contención,
oigo voces que murmuran
indicando un atajo que va a demorar.

Salto y no hay milagro en el aire
que me ataje y me vuelva a armar,
imposible mi morada derruida
ya sin norte en mi corazón.

Me voy a estrellar, lo sé.
Me voy a estrellar...

Mi vida, (y la tuya), es como una cuerda... Cuerda que como equilibristas debemos recorrer obligados esperando un final, una meta. No sabemos cuan larga es, a veces nos parece infinita; ni tampoco a que altura del suelo estamos, ya que cuando caés no podés imaginar cuan bajo podés llegar.
Hay días en los que me siento fuerte, intrépido y corro por la misma mas rápido de lo que nunca creí, venciendo al vértigo, buscando estar cada vez en cuerdas más altas y más difíciles de recorrer. Sin embargo hay otras veces en las que soy débil, no tengo fuerzas para seguir caminando y me dejo caer. Me entrego a ese sentimiento mezcla de fatiga y hartazgo y, sin importar a donde llegaré, tristemente cierro los ojos y me lanzo al vacío...
La caída parece un viaje eterno, todo es oscuro, no hay nadie alrededor. Muchas veces siento miedo por no poder ver el suelo en el que terminaré y me enojo conmigo mismo por no haber tenido la valentía de seguir adelante. He visitado este lugar tantas veces que hasta me parece horriblemente familiar, cínicamente acogedor; y cada vez que me encuentro cayendo vienen a mi mente las razones, y sobre todo las personas, que a lo largo de mi recorrido por la cuerda me han hecho caer. A mí, que siempre tendí una mano para ayudar a caminar; a mí, que cuando estabas por caer te di palabras de aliento para que siguieras adelante; a mí, que incluso me he tirado al abismo para que no caigas en soledad...
Pero en este mundo no hay consuelos, nadie se detiene para ayudar a juntar tus pedazos cuando te destruís al caer de la cuerda. Puede que a veces nos crucemos con algún ángel que antes de llegar al piso nos atrape y nos devuelva a lo alto, pero resulta difícil creer en él y entregarnos a sus brazos, con lo cual preferimos seguir cayendo. Eso es triste, muy triste, porque no sabemos si en la próxima caída va a estar ahí, despreciamos cosas que luego necesitamos, y esa si que es una paradoja de nuestra vida, el anhelo de lo inexistente...
Volveré a subir la escalera que me devuelve a la cuerda para seguir mi camino, pero ya mas golpeado y exhausto. Cuanto duraré ahí arriba no lo sé, por ahora me conformo con que todavía quede cuerda y mi final no se encuentre aquí, en el suelo...

viernes, 13 de marzo de 2009

Entre sueños y estrellas

Que otra cosa es un sueño más que la representación de un mundo ideal, buscado. Un lugar que hace que nos olvidemos de todo lo demás y del cual preferiríamos no escapar nunca para no darnos cuenta de que la realidad es otra...
Esto es así porque no aprendemos, ni buscamos, la forma en que los sueños salgan de nuestros ideales y pasen a formar parte de nuestra vida material. Los miedos y desconfianzas levantan barreras infranqueables a ese mundo buscado para no dejarlo salir nunca, para esconderlo, traicionándonos a nosotros mismos en pos de una tranquilidad falsa e hipócrita que termina lastimándonos.
Yo suelo permanecer en esos mundos, es más, los que no saben soñar dicen que nunca me han visto...
Un día, sin querer, aprendiste a soñar y buscando por esa grata irrealidad me encontraste... Sin embargo, el sueño terminó, despertaste más pronto de lo que hubiésemos querido y ya no soy más que un vago recuerdo en un rincón de sueños apilados de algo que, con más penas que glorias, pasó como lo hace una estrella fugaz al atravesar el firmamento; con un brillo tenaz, pero efímero que se pierde tras la infinidad del universo.
Ese brillo tal vez mas precioso y cálido que el de la mas grande estrella se ve, sin embargo, opacado por su naturaleza temporal y distante. Entonces te quedás cobijada bajo el aura de una estrella, que por estar más cercana te da la falsa sensación de calor y brillo que buscás, sin tener en cuenta que las estrellas son de quién las mira y que más allá de la que elegiste hay otras que se ven pequeñas y opacas pero solo por el hecho de que están más lejos. Estrellas que si las mirás bien, si las buscás, te darás cuenta que cobijan e iluminan más fuerte de lo que alguna vez imaginaste...
Que la perspectiva no nos engañe, no hay que dejar de ver más allá. Muchas veces el tiempo pasa y corremos a resguardarnos bajo el brillo de algo que ya no existe. La misma distancia que hizo que la rechazáramos no nos deja ver que esa estrella ha muerto, y lo que vemos no es más que una ilusión de lo que fue, de lo que buscábamos desde el principio en aquel sueño en el que nos adentrabamos.
Seguiré esperando el día en que vuelvas a cerrar los ojos y sueñes, de una vez y para siempre. Momento en el volveré, ya no como una ilusión que se esfuma bajo las dudas y los miedos, ya no temporal ni opaco. Sino denso y palpable, brillante y eterno; para buscarte, para encontrarte en ese mundo en donde no existan pasados sino tiempos mejores, en donde no existan miedos sino certezas, en donde las heridas no sean mas que el contraste entre ese lugar ideal y la realidad en la que estabas.
Al fin y al cabo, la esperanza es un sentimiento que subsiste aun bajo las condiciones más desafortunadas.. Yo, mientras tanto, sigo soñando...

jueves, 12 de marzo de 2009

Buscando mitades

Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: "Me parece que tengo una estratagema para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo, en efecto, voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número. Una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos su mitad y si se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola naturaleza, y morían por hambre y por su absoluta inactividad, al no querer hacer nada separados de los otros.

Siempre pensaba sobre esto cuando escuchaba hablar de "La media naranja" o cosas por el estilo; y esta tarde leyendo un poco encontré este relato de la mitología Griega que me gusto bastante y me hizo pensar sobre la idea de que en realidad no somos uno, sino medio. Y que sin descanso y como objetivo de vida buscamos la otra parte que nos haga al fin regresar a nuestra condición natural de unidad. De ahí el deseo de fundirse y unirse con el ser amado y llegar a ser uno solo de dos que eran.
Nadie puede negar que cuando conocemos a alguien pensamos de esta forma. Estamos desbordados de alegría y creemos que al fin esa persona es la que buscaste toda tu vida, la perfección, el complemento, nos sentimos realizados, somos capaces de mover cielo y tierra y de hacer lo imposible por ello; cuando tropezamos con la otra mitad sentimos un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no estamos dispuestos a separarnos ni un instante, y deseamos pasar la vida entera en mutua compañía...
Sin embargo, el tiempo pasa y todo se transforma en un sueño del que hemos despertado. La realidad se ocupa de tirarte de los pies para que dejes de volar y te des cuenta de que las cosas no son como las veías. Como Einstein decía, al principio todos los pensamientos pertenecen al amor, después todo el amor a los pensamientos. Es decir, el corazón se convierte en un prisma, en un lente con el cual vemos la ilusión de la vida del color que nuestro corazón nos indica. La vida, con sus desengaños te juegan una mala pasada y volvés a pensar que en verdad la otra mitad no existe, que mejor solo que mal acompañado y de lo idiota que fuiste por haber caído en esa burda trampa, en ese espejismo...
Pero otra vez pasa el tiempo, nos "olvidamos" de todo lo que vivimos, como si volviéramos a nacer. Y volvemos a ilusionarnos y a sentir que esta vez si es lo que esperábamos, que al fin ya no habrá que buscar mas y que la verdadera felicidad al fin es nuestra. Hasta que la cruda realidad se nos acerca y nos dice riendo al oído, "Te engañé otra vez, caíste..."


Si nos ponemos a pensar un poco, esto pasa en todos los aspectos de la vida. En realidad esta no es más que un círculo de acontecimientos que se repiten sin cesar y que en definitiva nos marcan, condicionan y definen como somos. Es por esto que no hay que desilusionarse. Yo si creo en que existe la otra mitad y que no se ni cuando ni donde, pero estoy seguro de que me reuniré con ella para al fin ser uno y demostrarle a Zeus, el Dios del cielo y de los Dioses, que hay una fuerza mas poderosa que la suya, el amor.
Pues nuestra antigua naturaleza era la de un todo, y en consecuencia el anhelo y la persecución de ese todo recibe el nombre de amor.