martes, 22 de diciembre de 2009

Angel Gris...


Salir de una vez...
Salir a que me peguen; a que me derroten; a que me traicionen.
Cualquier cosa es preferible a esa mediocridad eficiente. A esa miserable resignación que algunos llaman madurez y realidad.

Ya no volveré a escribir como el Angel Gris. La realidad que lo creó hoy lo ha destruido. Porque en este mundo ingrato las verdades molestan, pesan más afuera que guardadas en lo profundo de nuestro ser y son motivo de discordia y confusión.
Este personaje no fue creado con ese objetivo, sinó para que quién leyera se viera reflejado y se llevara un poquito de lo que escribía para hacerle mejor.
Hoy soy Ariel, el que se escondió tras esa máscara buscando no lastimar, pero también buscando no explotar bajo sentimientos que me presionaban. No vale la pena hablar, ya no tiene sentido escribir si no se sueña, si nos atamos, si nos callamos por dentro, si nos traicionamos. Aunque me duela el alma me callo porque lo prefiero antes que lastimar o generar problemas; sin embargo, lo hago con la tranquilidad de saber que escribí cada palabra con el corazón y de eso jamás uno se puede arrepentir.

Las crónicas no son mas que eso, vivencias. Y no está mal escribirlas, no genera que la situación se pase de los límites, por el contrario, las plasma y las deja claras. Pero no lo entendés, la transparencia que te muestro te confunde, te da miedo el espejismo que siempre fuí, ese fantasma que apareció de la nada, de lo desconocido y te asustó con una vida nueva que no conocias, a tal punto que no la considerás genuina.

Hoy paso a plasmarme de la peor forma, de la que nunca quise. Paso a ser real, mediocre, sin sueños...

No me quedan más que agradecimientos a todos los que se llevaron parte de mi en palabras, a los conocidos y a los anónimos. A los que que se identificaron, a los que me entendieron...
Sigo siendo el equilibrista, pero recorreré la cuerda en silencio, lo cual no significa en soledad. El ángel gris vuelve a su mundo, el de los sueños.

"Solo los que saben soñar dicen que me han visto, y hasta yo sospecho que, en una de esas, ni siquiera existo..."

domingo, 29 de noviembre de 2009

Miradas...


"Sólo el amor pasajero es eterno. Es amor que se va, pero que no muere. La ausencia hace que los romances duren para siempre..."

Miradas tímidas, perdidas, cómplices.
Miradas que intentan decir lo que debemos callar, reflejo de nuestros más sinceros sentimientos.
Frágiles y fugaces palabras que rompen una ausencia profunda, dolida. Llena de recuerdos gratos, pero que deben esconderse bajo la alfombra de "lo correcto".
Torbellino de miedos guiado por un destino tantas veces cruel, pero sabio. Tontos nosotros por no entender su lenguaje, por someternos a la ola de acontecimientos que nos arrazó y dejó en orillas distintas.
Encuentros ingenuos, anunciados, buscando entender que pasa "del otro lado"...
Amor, olvido, pasión, enojos, alegrías, dudas, culpas... Así se presenta nuestra batalla contra la realidad que es y la que hubiésemos preferido...

Necesito dejar de buscar excusas tontas para mis actos más tontos aún, que solo llevan al encono. Quiero terminar con las culpas, no quiero sentirme mal por extrañarte tanto, por buscarte. Aprender a entender, conformarme con la idea mediocre de que las cosas pasan por algo y que somos simples marionetas a las cuales se le enredaron los hilos que las guian solo por casualidad...







jueves, 8 de octubre de 2009

Escribo...


Escribo para dignificar al amor. Porque es mi forma de expresarlo, de congeniar con él en los momentos en que me causa dolor o enojos.

Escribo porque me ayuda a entender lo inentendible, a volar cuando la vida me hace sentir pesado y con ganas de abandonar caminos en los cuales no veo un destino.

Escribo cuando me siento solo, cuando no encuentro sentido alguno a lo que me rodea. Cuando hablo en idiomas que nadie entiende y mis sentimientos no son escuchados.

Escribo por todas las veces que debo callar. La cobardía, los miedos, la duda son mis peores enemigas; de papel está hecha la espada con que las venzo.

Escribo para que me vean. Mis palabras son el mapa de mi corazón, mi verdadero yo. Aquel que ama, aquel que extraña, aquel que llora... Vivo dentro de una armadura que siempre quiero sacarme, pero no lo puedo hacer porque temo. Cada vez que lo he hecho salí lastimado…

Escribo esperando que me leas. Invitándote a encontrar en cada palabra ese lugar donde nos unimos, aquel que te he pedido tanto que buscaras, donde siempre te iba a esperar, nuestra estación.

Escribo porque de esta forma soy eterno. Busco dejar huellas que ni la más fuerte tempestad pueda borrar, estar presente en quién me conozca, que cada uno se lleve una parte de mí. Solo así sabré que mi vida ha valido la pena y me sentiré feliz de que me sientas...


Hace mucho que no escribía... En cierta forma me alegra que así sea porque ello es signo de que solo puedo hacerlo cuando me pasan cosas que me llegan de verdad, cosas que tienen un verdadero sentido y que elijo dejar plasmadas para siempre de esta forma.

Uno a veces no tiene idea como una simple comunicación puede hacer sentir bien a otro. Hoy me tocó a mí y elegí escribir para agradecértelo.

Si a veces no te ha llegado ese "hola" que esperabas es porque soy necio y a veces un poco tonto; pero que no te queden dudas que te quiero como nunca he querido a nadie y, que mas allá de todo, te quiero porque sos capaz de convertir lo trivial en maravilla, y solo eso para mí es un tesoro…



sábado, 4 de abril de 2009

Amigo, no puedo...

"Las personas decentes me piden madurez y resignación. Quieren que olvide mis trágicas ensoñaciones. Pero no quiero olvidar. Y el que olvide, jamás, jamás será mi amigo. Ni siquiera cuando volvamos a encontrarnos otra vez y para siempre”.

Veo mi mundo como un mar inmenso en donde hay millones de islas. Uno, que es una de ellas, no puede comunicarse ni saber como es otra aunque esté muy próxima. Sin embargo, entre esas islas, muy de vez en cuando, se tienden puentes que las comunican, que las encuentran. Esos puentes, hechos quizá de lo también están hechos los sueños, son los sentimientos…

Cada vez que se forma un puente, de dos que éramos pasamos a ser uno y la incomunicación que nos caracterizaba se rompe para siempre. Tus problemas son mis problemas, tus alegrías son las mías, porque estoy con vos y no me voy; porque aunque lejos, ya no hay tiempo ni espacio que nos separe, solo existirá el aquí y el ahora cuando me necesites, siempre.

Nunca te busqué, no sabía que te necesitaba tanto. Pero apareciste y me llenaste de alegría y ganas de vivir. Parece mentira y es trágico que así sea, pero a veces hay que pasar por momentos malos, necesitamos caer muy profundo para encontrarse con algo que nos haga renacer y seguir adelante. Porque solemos recorrer la vida un poco ciegos, sin darnos cuenta de lo que realmente necesitamos y olvidando que se puede estar mejor.

Por eso amigo, porque me entendés y porque somos uno, no me pidas que olvide porque no puedo. Porque si olvido pierdo las esperanzas, y sin esperanzas no soy nada. Vivo porque sueño, porque creo profundamente en que somos lo que soñamos ser…
Y aunque muchas veces veas como me rompo la cabeza tratando de transformar utopías en realidad, así me siento feliz y es mi manera de recorrer mi camino. La vida se encargará de decirme basta, pero no yo, no me voy a resignar hasta que no pase lo que busco, porque se que vale la pena pelear por ello.

Especialmente para vos amigo, gracias.
Pero también para todos mis otros amigos que siempre están, bancándome y renegando conmigo.
Y para vos, que buscas serlo pero que por alguna razón no te animás a encontrarme, confía en mí. No me importan los vínculos, te necesito.

Los quiero mucho, Ariel “El ángel gris”.


sábado, 28 de marzo de 2009

Nada...

No me queda en el tintero
ni una frase, que embustero!

Las palabras que me sobran
siempre faltan en mi obra...

sábado, 21 de marzo de 2009

Descargo...

Yo quise llegar hasta tu alma,
yo quise los soles de tu mundo,
yo quise llegar y me perdí
en la niebla de la equivocación.

Creí que tus ojos me llamaban,
creí que tu pena me esperaba,
pero tuve que morir y no llegué
hasta el cielo de tu juventud.

Naipes de mi torre,
ruinas de mis versos,
siempre va conmigo
la mas fiel desolación.

Te llamo en mis lenguas confundidas,
te buscan mis flechas extraviadas,
tuve que escuchar y no entendí
la condena de tu desamor...


Fiel reflejo de la cobardía que nos ganó desde que nos conocimos, escribo esto esperando que lo leas por casualidad. Porque no me atrevo a decírtelo en persona, o porque nunca me dejaste hacerlo, no lo sé. Ya no sé que pensar, ya no sé que creer, pero te extraño y no encuentro forma de esconderlo.
Lo que esperaste encontrar será un misterio para mi toda la vida. Nunca entenderé para que me buscaste si te ibas a esconder, si te ibas a dejar vencer por el miedo, si ibas a cometer la mediocridad de no buscar ser feliz de una manera distinta. Cómo pudiste cambiar tus sentimientos por banalidades que tarde o temprano te dejarán vacía y deseando que las cosas hubieran sido distintas?. Cómo te permitiste lastimarme así?. Cómo te traicionaste?...
Por mi parte prefiero quedarme pensando que tu mundo de excusas y de puertas que se cierran le ganó al mio de esperanza y utopías. Y que todo no resultó en mas que una equivocación a la que casi inocentemente me sometí; en un juego cruel y sin sentido que no tiene ganador, porque aunque consiguieras lo que "en verdad" querías, por lo que tanto peleaste, tarde o temprano te darás cuenta que no es así; y que las cosas simples, que por simples rechazamos, son las que luego sin querer necesitamos...

martes, 17 de marzo de 2009

Equilibrista


Un equilibrista soy
y sin oficio en la cuerda no hay contención,
oigo voces que murmuran
indicando un atajo que va a demorar.

Salto y no hay milagro en el aire
que me ataje y me vuelva a armar,
imposible mi morada derruida
ya sin norte en mi corazón.

Me voy a estrellar, lo sé.
Me voy a estrellar...

Mi vida, (y la tuya), es como una cuerda... Cuerda que como equilibristas debemos recorrer obligados esperando un final, una meta. No sabemos cuan larga es, a veces nos parece infinita; ni tampoco a que altura del suelo estamos, ya que cuando caés no podés imaginar cuan bajo podés llegar.
Hay días en los que me siento fuerte, intrépido y corro por la misma mas rápido de lo que nunca creí, venciendo al vértigo, buscando estar cada vez en cuerdas más altas y más difíciles de recorrer. Sin embargo hay otras veces en las que soy débil, no tengo fuerzas para seguir caminando y me dejo caer. Me entrego a ese sentimiento mezcla de fatiga y hartazgo y, sin importar a donde llegaré, tristemente cierro los ojos y me lanzo al vacío...
La caída parece un viaje eterno, todo es oscuro, no hay nadie alrededor. Muchas veces siento miedo por no poder ver el suelo en el que terminaré y me enojo conmigo mismo por no haber tenido la valentía de seguir adelante. He visitado este lugar tantas veces que hasta me parece horriblemente familiar, cínicamente acogedor; y cada vez que me encuentro cayendo vienen a mi mente las razones, y sobre todo las personas, que a lo largo de mi recorrido por la cuerda me han hecho caer. A mí, que siempre tendí una mano para ayudar a caminar; a mí, que cuando estabas por caer te di palabras de aliento para que siguieras adelante; a mí, que incluso me he tirado al abismo para que no caigas en soledad...
Pero en este mundo no hay consuelos, nadie se detiene para ayudar a juntar tus pedazos cuando te destruís al caer de la cuerda. Puede que a veces nos crucemos con algún ángel que antes de llegar al piso nos atrape y nos devuelva a lo alto, pero resulta difícil creer en él y entregarnos a sus brazos, con lo cual preferimos seguir cayendo. Eso es triste, muy triste, porque no sabemos si en la próxima caída va a estar ahí, despreciamos cosas que luego necesitamos, y esa si que es una paradoja de nuestra vida, el anhelo de lo inexistente...
Volveré a subir la escalera que me devuelve a la cuerda para seguir mi camino, pero ya mas golpeado y exhausto. Cuanto duraré ahí arriba no lo sé, por ahora me conformo con que todavía quede cuerda y mi final no se encuentre aquí, en el suelo...

viernes, 13 de marzo de 2009

Entre sueños y estrellas

Que otra cosa es un sueño más que la representación de un mundo ideal, buscado. Un lugar que hace que nos olvidemos de todo lo demás y del cual preferiríamos no escapar nunca para no darnos cuenta de que la realidad es otra...
Esto es así porque no aprendemos, ni buscamos, la forma en que los sueños salgan de nuestros ideales y pasen a formar parte de nuestra vida material. Los miedos y desconfianzas levantan barreras infranqueables a ese mundo buscado para no dejarlo salir nunca, para esconderlo, traicionándonos a nosotros mismos en pos de una tranquilidad falsa e hipócrita que termina lastimándonos.
Yo suelo permanecer en esos mundos, es más, los que no saben soñar dicen que nunca me han visto...
Un día, sin querer, aprendiste a soñar y buscando por esa grata irrealidad me encontraste... Sin embargo, el sueño terminó, despertaste más pronto de lo que hubiésemos querido y ya no soy más que un vago recuerdo en un rincón de sueños apilados de algo que, con más penas que glorias, pasó como lo hace una estrella fugaz al atravesar el firmamento; con un brillo tenaz, pero efímero que se pierde tras la infinidad del universo.
Ese brillo tal vez mas precioso y cálido que el de la mas grande estrella se ve, sin embargo, opacado por su naturaleza temporal y distante. Entonces te quedás cobijada bajo el aura de una estrella, que por estar más cercana te da la falsa sensación de calor y brillo que buscás, sin tener en cuenta que las estrellas son de quién las mira y que más allá de la que elegiste hay otras que se ven pequeñas y opacas pero solo por el hecho de que están más lejos. Estrellas que si las mirás bien, si las buscás, te darás cuenta que cobijan e iluminan más fuerte de lo que alguna vez imaginaste...
Que la perspectiva no nos engañe, no hay que dejar de ver más allá. Muchas veces el tiempo pasa y corremos a resguardarnos bajo el brillo de algo que ya no existe. La misma distancia que hizo que la rechazáramos no nos deja ver que esa estrella ha muerto, y lo que vemos no es más que una ilusión de lo que fue, de lo que buscábamos desde el principio en aquel sueño en el que nos adentrabamos.
Seguiré esperando el día en que vuelvas a cerrar los ojos y sueñes, de una vez y para siempre. Momento en el volveré, ya no como una ilusión que se esfuma bajo las dudas y los miedos, ya no temporal ni opaco. Sino denso y palpable, brillante y eterno; para buscarte, para encontrarte en ese mundo en donde no existan pasados sino tiempos mejores, en donde no existan miedos sino certezas, en donde las heridas no sean mas que el contraste entre ese lugar ideal y la realidad en la que estabas.
Al fin y al cabo, la esperanza es un sentimiento que subsiste aun bajo las condiciones más desafortunadas.. Yo, mientras tanto, sigo soñando...

jueves, 12 de marzo de 2009

Buscando mitades

Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: "Me parece que tengo una estratagema para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo, en efecto, voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número. Una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos su mitad y si se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola naturaleza, y morían por hambre y por su absoluta inactividad, al no querer hacer nada separados de los otros.

Siempre pensaba sobre esto cuando escuchaba hablar de "La media naranja" o cosas por el estilo; y esta tarde leyendo un poco encontré este relato de la mitología Griega que me gusto bastante y me hizo pensar sobre la idea de que en realidad no somos uno, sino medio. Y que sin descanso y como objetivo de vida buscamos la otra parte que nos haga al fin regresar a nuestra condición natural de unidad. De ahí el deseo de fundirse y unirse con el ser amado y llegar a ser uno solo de dos que eran.
Nadie puede negar que cuando conocemos a alguien pensamos de esta forma. Estamos desbordados de alegría y creemos que al fin esa persona es la que buscaste toda tu vida, la perfección, el complemento, nos sentimos realizados, somos capaces de mover cielo y tierra y de hacer lo imposible por ello; cuando tropezamos con la otra mitad sentimos un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no estamos dispuestos a separarnos ni un instante, y deseamos pasar la vida entera en mutua compañía...
Sin embargo, el tiempo pasa y todo se transforma en un sueño del que hemos despertado. La realidad se ocupa de tirarte de los pies para que dejes de volar y te des cuenta de que las cosas no son como las veías. Como Einstein decía, al principio todos los pensamientos pertenecen al amor, después todo el amor a los pensamientos. Es decir, el corazón se convierte en un prisma, en un lente con el cual vemos la ilusión de la vida del color que nuestro corazón nos indica. La vida, con sus desengaños te juegan una mala pasada y volvés a pensar que en verdad la otra mitad no existe, que mejor solo que mal acompañado y de lo idiota que fuiste por haber caído en esa burda trampa, en ese espejismo...
Pero otra vez pasa el tiempo, nos "olvidamos" de todo lo que vivimos, como si volviéramos a nacer. Y volvemos a ilusionarnos y a sentir que esta vez si es lo que esperábamos, que al fin ya no habrá que buscar mas y que la verdadera felicidad al fin es nuestra. Hasta que la cruda realidad se nos acerca y nos dice riendo al oído, "Te engañé otra vez, caíste..."


Si nos ponemos a pensar un poco, esto pasa en todos los aspectos de la vida. En realidad esta no es más que un círculo de acontecimientos que se repiten sin cesar y que en definitiva nos marcan, condicionan y definen como somos. Es por esto que no hay que desilusionarse. Yo si creo en que existe la otra mitad y que no se ni cuando ni donde, pero estoy seguro de que me reuniré con ella para al fin ser uno y demostrarle a Zeus, el Dios del cielo y de los Dioses, que hay una fuerza mas poderosa que la suya, el amor.
Pues nuestra antigua naturaleza era la de un todo, y en consecuencia el anhelo y la persecución de ese todo recibe el nombre de amor.