jueves, 12 de marzo de 2009

Buscando mitades

Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: "Me parece que tengo una estratagema para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo, en efecto, voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número. Una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos su mitad y si se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola naturaleza, y morían por hambre y por su absoluta inactividad, al no querer hacer nada separados de los otros.

Siempre pensaba sobre esto cuando escuchaba hablar de "La media naranja" o cosas por el estilo; y esta tarde leyendo un poco encontré este relato de la mitología Griega que me gusto bastante y me hizo pensar sobre la idea de que en realidad no somos uno, sino medio. Y que sin descanso y como objetivo de vida buscamos la otra parte que nos haga al fin regresar a nuestra condición natural de unidad. De ahí el deseo de fundirse y unirse con el ser amado y llegar a ser uno solo de dos que eran.
Nadie puede negar que cuando conocemos a alguien pensamos de esta forma. Estamos desbordados de alegría y creemos que al fin esa persona es la que buscaste toda tu vida, la perfección, el complemento, nos sentimos realizados, somos capaces de mover cielo y tierra y de hacer lo imposible por ello; cuando tropezamos con la otra mitad sentimos un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no estamos dispuestos a separarnos ni un instante, y deseamos pasar la vida entera en mutua compañía...
Sin embargo, el tiempo pasa y todo se transforma en un sueño del que hemos despertado. La realidad se ocupa de tirarte de los pies para que dejes de volar y te des cuenta de que las cosas no son como las veías. Como Einstein decía, al principio todos los pensamientos pertenecen al amor, después todo el amor a los pensamientos. Es decir, el corazón se convierte en un prisma, en un lente con el cual vemos la ilusión de la vida del color que nuestro corazón nos indica. La vida, con sus desengaños te juegan una mala pasada y volvés a pensar que en verdad la otra mitad no existe, que mejor solo que mal acompañado y de lo idiota que fuiste por haber caído en esa burda trampa, en ese espejismo...
Pero otra vez pasa el tiempo, nos "olvidamos" de todo lo que vivimos, como si volviéramos a nacer. Y volvemos a ilusionarnos y a sentir que esta vez si es lo que esperábamos, que al fin ya no habrá que buscar mas y que la verdadera felicidad al fin es nuestra. Hasta que la cruda realidad se nos acerca y nos dice riendo al oído, "Te engañé otra vez, caíste..."


Si nos ponemos a pensar un poco, esto pasa en todos los aspectos de la vida. En realidad esta no es más que un círculo de acontecimientos que se repiten sin cesar y que en definitiva nos marcan, condicionan y definen como somos. Es por esto que no hay que desilusionarse. Yo si creo en que existe la otra mitad y que no se ni cuando ni donde, pero estoy seguro de que me reuniré con ella para al fin ser uno y demostrarle a Zeus, el Dios del cielo y de los Dioses, que hay una fuerza mas poderosa que la suya, el amor.
Pues nuestra antigua naturaleza era la de un todo, y en consecuencia el anhelo y la persecución de ese todo recibe el nombre de amor.

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