sábado, 4 de abril de 2009

Amigo, no puedo...

"Las personas decentes me piden madurez y resignación. Quieren que olvide mis trágicas ensoñaciones. Pero no quiero olvidar. Y el que olvide, jamás, jamás será mi amigo. Ni siquiera cuando volvamos a encontrarnos otra vez y para siempre”.

Veo mi mundo como un mar inmenso en donde hay millones de islas. Uno, que es una de ellas, no puede comunicarse ni saber como es otra aunque esté muy próxima. Sin embargo, entre esas islas, muy de vez en cuando, se tienden puentes que las comunican, que las encuentran. Esos puentes, hechos quizá de lo también están hechos los sueños, son los sentimientos…

Cada vez que se forma un puente, de dos que éramos pasamos a ser uno y la incomunicación que nos caracterizaba se rompe para siempre. Tus problemas son mis problemas, tus alegrías son las mías, porque estoy con vos y no me voy; porque aunque lejos, ya no hay tiempo ni espacio que nos separe, solo existirá el aquí y el ahora cuando me necesites, siempre.

Nunca te busqué, no sabía que te necesitaba tanto. Pero apareciste y me llenaste de alegría y ganas de vivir. Parece mentira y es trágico que así sea, pero a veces hay que pasar por momentos malos, necesitamos caer muy profundo para encontrarse con algo que nos haga renacer y seguir adelante. Porque solemos recorrer la vida un poco ciegos, sin darnos cuenta de lo que realmente necesitamos y olvidando que se puede estar mejor.

Por eso amigo, porque me entendés y porque somos uno, no me pidas que olvide porque no puedo. Porque si olvido pierdo las esperanzas, y sin esperanzas no soy nada. Vivo porque sueño, porque creo profundamente en que somos lo que soñamos ser…
Y aunque muchas veces veas como me rompo la cabeza tratando de transformar utopías en realidad, así me siento feliz y es mi manera de recorrer mi camino. La vida se encargará de decirme basta, pero no yo, no me voy a resignar hasta que no pase lo que busco, porque se que vale la pena pelear por ello.

Especialmente para vos amigo, gracias.
Pero también para todos mis otros amigos que siempre están, bancándome y renegando conmigo.
Y para vos, que buscas serlo pero que por alguna razón no te animás a encontrarme, confía en mí. No me importan los vínculos, te necesito.

Los quiero mucho, Ariel “El ángel gris”.