viernes, 15 de noviembre de 2013

Gotas


Lluvia, repentina lluvia.
Bajo el aviso amenazante de tu fuente, desde el sonido cautivante en tu llegada.
Gotas, puras gotas.
Gotas en mi cabeza, en mis oídos, en mis ojos y en mi alma.

De cientos, de miles, de montones que buscan las entrañas de la tierra me decido a elegir una. Cierro los ojos, apuesto al azar y a mi mano extendida llega tras el viento.
Se estrella con furia, explota, muere.
Tan fugaz, tan única, tan perfecta.
Una gota que no es lluvia, ya no es nada.

Sólo la conocí un instante y eso me basta. Cada vez que gotas caigan del cielo, un ritual de repeticiones me recordará a ella y revivirá en mi conciencia su efímera presencia. 
Es fácil: Siempre vuelve a llover, siempre te quiero.
Así logré que no desaparecieras nunca. 

Lluvia, repentina lluvia.
Hoy llueve, ¿Sabés?.
Hoy te extraño.